sábado, 28 de diciembre de 2013

Capítulo 6: La Virgen de Lourdes.

En estas fechas tan señaladas, tras meses de abandono de nuestro blog debido a nuestra vida socio-universitaria (socio-universitaria: del latín. Que sólo tenemos vida social en la universidad), nos hemos sentido tan identificados con Anastasia (recordad, ella también estudia, es universitaria, propensa a ser atropellada por bicicletas y virgen de boca, de beso y de Lourdes) que hemos tenido que hacer una entrada especial.


Especial porque volvemos a escribir. Y ya. Qué pensabais.




¡Que noooo! Sabéis que en la mayoría de entradas siempre os ofrecemos un consejo sin el que vuestra vida no tendría sentido y, en este caso, viene en forma de regalo:

¿Estás hasta las narices de las compras navideñas? ¿Odias tener que pensar qué regalo sería el más adecuado para tu tío abuelo Eufrasio, que siempre “tiene de todo”? ¿Estás leyendo esto con voz de teletienda? ¡No te preocupes! Desde El Trauma Grey te traemos la solución definitiva.

Os presentamos el producto estrella de estas fiestas: Uau de Christian.

No esperes más para atraer a acosadores y posibles psicópatas y hazte con un frasco de esta inigualable mezcla de “sudor, gel… y Christian” (pensamientos literales de Plastastasia) antes de que se acaben nuestras existencias.
Elaborado con el mejor sudor de hombres y mujeres tras correr varias horas en cinta, el mejor gel de Hacendado y las células muertas de la piel de un sin techo cuyo nombre también empieza por C.

¡Llama  ahora y recibirás, de regalo, un rastreador de móviles para tener siempre localizado a quien tú quieras!
Precio a negociar.






Por si este tiempecillo de ausencia ha hecho que la trama de 50 Sombras de Grey – cuyo intérprete nunca será gay – haya caído en el olvido, aunque lo suyo sería que hubierais releído el blog hasta que os sangraran los ojos y os hubierais arrancado el pelo gritando “POR QUÉ, POR QUÉ NO VUELVEN A ESCRIBIR”, os haremos un resumen:

Anastasia tiene un problema grave de autoestima, quizá ligado a su pasado perruno y a que no sabe secarse el pelo y/o hacerse coletas. Tras tan trepidante comienzo de la trama, la cosa sólo puede ir dirección al éxtasis, como cualquier canción de Pitbull ft. Alguien, y es que nuestra protagonista conoce a un psicópata primario llamado Christian Grey que casualmente tiene los ojos grises y los dedos largos. ¡Ah! Y una empresa llena de gente rubia y un amigo negro que sólo sale en el primer capítulo.

A partir de entonces, todo es angustia, ya que se desconoce qué situación absurda va a forzar la autora – la entrañable E. L. James, conocida por grandes citas que harían suicidarse en masa a los más antiguos filósofos – para que los protagonistas se encuentren y crear una tensión sexual que parece que nunca se va a resolver, porque Anastasia es más parada que un cruce en hora punta, aunque se lava con el cepillo de dientes de otros porque sus fetiches son de lo más extraños.
Aunque, como sabéis, el capítulo anterior se salió de la monotonía. ¡Ya no sólo porque una bicicleta casi acaba con la vida de nuestra protagonista y tiene un trauma para cruzar la calle… sino porque Christian Grey le ha dado un beso! ¡Con lengua! (Por lo que, seguramente, Anastasia nunca se volverá a lavar la boca; ni con cepillo propio ni ajeno) ¡Y con forcejeo!

Y es que, tras un feroz intercambio de pasión en un ascensor, Anastasia ya se considera, según sus palabras textuales “otra mujer” (y tanto, recordad que en los capítulos pares Leticia se convierte en Batman Carmen de Mairena); aunque nosotros consideramos que se ha transformado sutilmente en vampiro, ya que ahora siente el doble la música, el color del cielo y el cantar de los pájaros. Se nos seca la boca.

Sin embargo, tras un montón de páginas en las que la autora nos muestra el ecléctico (que no aséptico) gusto musical de Christian, el gozo de Anastasia se sumerge en un pozo y vuelve a ser la humana de antes. No porque le hayan saltado las alarmas al darse cuenta de que su acosador sabe donde vive y es capaz de llevarla a casa en coche sin utilizar GPS, sino porque Dedos Largos asegura que no volverá a besarla si no es premeditado; por lo que suponemos que nuestro amado protagonista ha llegado a la misma conclusión que nosotros y pretende que, antes de volver a adentrar su lengua en la profundidad de la garganta de Anastasia, ésta se lave la boca. Preferiblemente con un cepillo de dientes que no sea el suyo para no sentir que se da un beso a sí mismo.

Por lo demás, el capítulo se encuentra repleto de datos de total interés como:


  • Que Anastasia y Kate van a ser cuñadas porque esta última se ha tirado al hermano adoptivo del señor Grey, del que dicho señor Grey está celoso porque el mencionado hermano (¿os habéis perdido?) se dirige a Anastasia ¡Como si fuera una mujer libre! ¡Como si no tuviera tatuado en la frente “Propiedad de Mr. Fingers”!
  • Anastasia se ha depilado axilas, piernas y cejas porque Kate considera que esta noche va a triunfar por todo lo alto. E. L. no nombra si las ingles han sido normales o brasileñas. O si ha habido ingles, que, a lo mejor, el señor Grey tiene que tirar de podadora.
  • La diosa que lleva dentro sigue, desgraciadamente, viva.
  •  ¡ALERTA DE VOCABULARIO!: E.L. define a Plastastasia como timorata. UAU, GUAU.
  • Grey siempre abre las puertas de los coches y la de los helicópteros. Porque tiene un helicóptero, es piloto en sus ratos libres (en los que no es empresario, ni acosador) y tiene helipuerto en su edificio.
  • Vuelven a meterse en un ascensor, pero esta vez no se besan. Hipotetizamos que será porque Anastasia no se ha vuelto a lavar los dientes, o en un descuido se ha dejado el bigote sin depilar.
  • A nuestra protagonista le gustaría deslizar la lengua por la mandíbula de Grey, ya que ella es la primera mujer con ascendencia perruna que monta en su helicóptero.
  •  Jerga de vuelo incomprensible.
  • Más jerga de vuelo.
  • …  *Lanzamos el libro por la ventana*… ¡Que no! Que lo tenemos en el e-book y portátil (como aconsejamos en nuestra entrada inicial) y cuestan un dinerillo.

Finalmente, tras trescientos “aquí dedos largos, cambio y corto”, podemos parar de poner guiones porque por fin llegamos al helipuerto de la casa de Grey y, aún mejor, a un momento álgido situado, cómo no, en una reflexión de Anastasia. Nuestra protagonista, en un alarde de autoestima y aprecio por su vida declara: “nunca haría nada que no quisiera hacer, Christian”…
… para desmentirlo una línea inmediatamente después admitiendo ella haría cualquier cosa por Grey, del que admite haberse enamorado… en dos días, hombre, al que le gusta el Pouilly Fumé, tal como destaca E. L en un ATRT (Acontecimiento Totalmente Relevante en la Trama).

Asimismo, en otro giro trepidante de los acontecimientos (¡todo son novedades!) descubrimos que Grey lo tiene todo grande, incluida la casa (metáforas sobre penes aseguradas, nenas) y Anastasia tiene otra cosa: hambre, pero no de comida (metáforas sobre felaciones aseguradas, nenas) por lo que Gris decide pasar a la acción y le da…


… no, un meneo no. Un acuerdo de confidencialidad


… que nuestra protagonista firma sin leer


… porque NO le importa lo que ponga.

UAU, GUAU, MIAU. Anastasia sí que sabe extrapolar lo de aceptar los términos y condiciones de uso a su propia integridad física y su aparato reproductor. Aprended de ella, porque la protagonista de esta obra SÍ que es una mujer adulta y no como nuestras lectoras, que prefieren salir con chicos normales y actualizar en Facebook que tienen una relación. ¡Vergüenza para vosotras!

Si creéis que la cosa ya no puede elevar más el nivel, ¡estáis equivocados! Porque os hemos engañado, el verdadero acontecimiento aparece ahora, casi al final del capítulo. Queridos amigos, vuestra vida va a dar un giro de 180 grados. ¡Qué decimos de 180! ¡360 y 180 otra vez! Porque E. L. James os abre las puertas al paraíso del romanticismo con una cita atribuida a Grey que hará que os tiemblen las piernas al igual que excita a nuestra protagonista. Y por eso merece ser escrita en negrita, cursiva, "la más grande" y subrayado: “No, Anastasia (…) yo no hago el amor. Yo follo… duro”.
Desde ETG, no tenemos más remedio que proponeros EL reto (un regalo y un reto, os quejaréis): utilizad LA cita para ligar en cualquier bar/biblioteca (o usarlo de respuesta para el famoso “¿Y qué, ya tienes novio/a?” de vuestros cansinos familiares) y contadnos vuestra experiencia. Porque, recordad, una orden de alejamiento es señal de que le importas y quiere que luches un poco más ;)

PERO, cuando creíamos que habíamos tenido suficiente, que no podríamos estar más excitados, aullando a la luna como Jacob en Crepúsculo/Eclipse/AmanecerparteI/
AmanecerparteIIdondeseenamoradelaniñahechaporordenador, el capítulo culmina con Christian llevando a su futura amante a un cuarto lleno de instrumentos de tortura de color rojo menstruación: Su cuarto de juegos.


A jugaaaar, a jugaaaar, a jugaaaar. A jugaar, a jugaaar sevillanas. http://www.youtube.com/watch?v=4nP1Be-168U

¡FELIZ NAVIDAD!