¡Qué pasa, artemaniacos!
Como todos sabréis (y, si no, enhorabuena, sois oficialmente
ermitaños) este viernes 13 ha
tenido lugar, a escala ¿mundial? un acontecimiento sin precedentes: Dedos
Largos y Plastastasia han dado el salto a la gran pantalla.
Antes de que os
vengáis arriba, NO. No hemos visto ni pensamos ver, en un futuro
cercano, la película. No porque dudemos de los visionarios de la industria que
han hecho realidad el sueño erótico de miles de mujeres de mediana edad, tampoco
porque nos neguemos a pagar por ver semejante obra maestra con lo caros que están
la vida y el cine. Nuestra negativa se centra en que, en el largometraje, han
decidido eliminar… LA escena del tampón.
Ya que aún sois mentes inocentes porque Anastasia y Grey no
han tenido sexo en los 7 capítulos que llevamos comentados, y dudamos si vamos
a llegar al capítulo en el que se da el acontecimiento menstrual, os resumimos
en qué se basa dicha escena en una sencilla frase: Grey le quita el tampón a la
protagonista para follar… duro (bueno, creemos que era para hacer el amor, pero
Fingers dijo en el capítulo anterior que él follaba duro y nosotros somos muy
de respetar los gustos de cada uno).
Podéis hacer una pausa en la lectura para vomitar, pero que
conste que luego es la típica escena que recordáis y os termina haciendo tanta gracia que acaba como anécdota en todas las reuniones familiares.
Así que por esa razón (y otras muchas más que podéis ver
aquí si estáis verdaderamente interesados en la materia)
nos limitaremos a lo que llevamos haciendo hasta ahora: destripar el libro capítulo
a capítulo en clave de horror.
Antes de nada, y en vista de lo que hemos observado en las
estadísticas del blog,
ADVERTENCIA:
http://traumagrey.blogspot.com.es/
no pretende explicar ni “cuál es el trauma de Grey” ni “Christian Grey trauma”
ni similares como delatan vuestras búsquedas de Google. Que servidora, hoy a
las teclas, estudia Psicología, pero empleo mi tiempo en cosas más provechosas
como análisis funcionales y no tener vida de septiembre a mayo. El trauma que
pretendemos explicar es el de los lectores y el de las personas
desequilibradas
intrigantes que quieren un Grey en su vida porque es un tema de interés mundial
que puede darme de comer el día de mañana.
Sin más ni más, hoy la entrada va con premio porque…
LLEGAMOS AL SEXO *insertad emoticones de WhatsApp de sombreritos y fiestas* y,
aunque no haya tampón, TAMBIÉN HAY SANGRE.
El 24 de julio del año pasado dejamos a Grey gritando a
Anastasia porque la mujer le ha confesado que, a ver, ya no es virgen de boca,
pero que lo de pasear de la mano con un hombre y lo que viene siendo la cintura
para abajo, aún sigue precintado al público. Todo muy romántico, como una balada de One Direction.
Como cabe esperar, Grey se enfada y le da un ataque de
ansiedad porque ya le ha mostrado la habitación con efecto uterino y acogedor
con todo tipo de instrumental para dejar la piel en carne viva. La discusión se
centra principalmente en que, para haberse conocido hace prácticamente tres días,
les falta comunicación; y eso las
no-parejas-no-soy-bueno-para-ti-Anastasia-mira-mi-cuarto-rojo, lo consideran
fundamental, y que él al menos le ha contado que no le gusta el queso en el capítulo
anterior. Pero no pasa nada, ya que Plastastasia está enamorada de nuestro galán
y se ruboriza de alegría porque, aunque la grita, Grey no entiende que sea
virgen porque es guapa. Personalmente, nos sentimos muy identificados, porque a los tres nos gritan guapos por la calle y tenemos casi 22 años. Todo en este libro
parece estar sacado de la cotidianidad.
Llevado por el pensamiento científico, Dedos Largos da el
figurado puñetazo sobre la mesa y propone arreglar “la situación” de la
protagonista ahora mismo; seguramente porque se ha leído el capítulo 7 y sabe
que la pobre ha pasado por un proceso de depilación integral. Y pasar un mal
rato despejando la selva para que luego no venga Tarzán es maltrato psicológico
de manual.
Sin embargo, Christian se comporta como todo un caballero y,
por esa vez, cede ante lo de follar duro y acepta “hacer el amor porque es un
medio para llegar a un fin”. Un gentleman.
No obstante, como en toda novela erótico festiva que se
precie, hay preliminares que no dejan indiferente y que os resumimos en algunas
citas selectas para que no pierdan la calidad de su originalidad:
“Los pies
de Christian Grey… Uau… ¿Qué tendrán los pies descalzos?”
“—Eres muy hermosa, Anastasia Steele. Me muero
por estar dentro de ti.
¡Vaya manera de hablar! Es todo un seductor” #Instaseductor #Instafollarduro #Instacontratodecontroltotalperounseductor
" —Ahora voy a follarla, señorita Steele —murmura
colocando la punta de su miembro erecto delante de mi sexo—. Duro
—susurra.Y me penetra
bruscamente". #Instaromance #InstaRomeotakemesomewherewecanbealone
La verdad es que es difícil aguantar el ritmo de E. L. porque
el romanticismo eleva nuestra propia temperatura corporal. No creemos que ningún
lector pueda permanecer impasible cuando Grey chupa los pies a Anastasia, o
le huele el sexo para alabarlo como
si su fragancia fuera el nuevo Touch of pink de Lacoste, o se toma su tiempo
para chupar el ombligo de nuestra protagonista… ¿Y a qué viene describirnos
tanto preliminar, os preguntaréis? INSENSIBLES, E. L. nos da la respuesta en
esta cita: “su erección, que empuja lánguidamente contra mi cuerpo”. Por tanto,
no es que se preocupe por Anastasia y el BDSM haya pasado a otro plano, es que
el pobre hombre está haciendo tiempo para que poco a poco se ponga todo en su
sitio, como cuando un Transformer pasa de ser un coche a un robot.
A partir de ahí todo es como una montaña rusa de emociones y
datos que nuestra mente no es capaz de asimilar. Tal y como sospechábamos, Dedos
Largos es de la escuela de “si quitas la tirita de golpe, duele menos”, así que
“hacer el amor” se traduce en una penetración brusca que deja a Plastastasia
con los ojos en blanco; pero no se acuerda de todos sus ancestros porque está
enamorada y, si Grey es algo, es un caballero. Que para algo se molesta en
redactar contratos para sumisas y no en decírselo a viva voz, que luego no se
acuerdan de la mitad de los datos y vienen las sorpresas.
Por otro lado, nos encontramos guiños a otros relatos eróticos,
porque no todo va a ser sentar un precedente en la literatura. Así, los pechos
de Anastasia caben perfectamente en las manos de Grey y Plastastasia duda que
su largo miembro (porque E. L. ya se ha dejado de metáforas y se ha lanzado al
turrón: que Grey calza un buen pene y más no lo puede maquillar) pueda caber
aquí, qué viaje tan brutal, tu pene es colosal.
Obviamente, todo va como la seda, porque si no el libro habría durado 50 páginas y, mientras Christian le llama "nena" cada veinte segundos, ella se fija en que él tiene increíblemente largas hasta las pestañas (#Instadato #Selfie #Instaboy #Instapestañas), pone los ojos en blanco, aúlla a la luna y... ATENCIÓN:
ESTALLA EN MIL PEDAZOS
PORQUE UN ORGASMO ES COMO UNA
LAVADORA CENTRIFUGANDO (metáfora sacada del propio libro. Palabrita)
Por supuesto, después del primer contacto con el sexo, viene
el segundo, porque ella le ha cogido el gustillo y porque Grey “la quiere
dolorida” porque “eres mía, Anastasia, sólo mía”, idea con la que está
obsesionado porque la repite 4 veces en un lapso de dos páginas. La idea de la
posesión romántica, ya sabéis. Esta segunda vez tiene mucha más clase porque
Grey le pide a Anastasia que le chupe el pulgar que tiene restillos de sus
fluidos y su sangre virginal, todo muy de mantener la comida en el estómago.
Lo mejor del capítulo, como siempre: el final, que nos
revela dos detalles sin los que la trama no podría continuar:
-
Grey toca el piano con sus dedos largos porque tiene un
lado triste y es mejor que cualquier pianista porque es Grey y qué otra explicación
queréis.
-
Grey nunca duerme con nadie, pero esa vez duerme con
ella entre las sábanas manchadas de su sangre virginal, detalle que se recalca
por si aún nos quedaba la primera papilla en el intestino.
Como nunca nos despedimos sin regalaros ya sea un vídeo o un consejo, os dejamos con varias escenas que os permitirán haceros una idea del paso del estado "erección lánguida" a "erección no lánguida":