viernes, 9 de agosto de 2013

Capítulo 2: Donde dije UAU digo GUAU GUAU

Bienvenidos a la segunda entrega de nuestra tortura particular, llena de diálogos, párrafos y personajes sobrantes e insulsos (protagonistas incluidos) con la que procuraremos deleitaros en la medida de lo posible.

Sin embargo, antes de empezar con el segundo capítulo – en el que NO hay sexo – nos vemos en la obligación de hablaros de la existencia de otro libro que presume de ser otra versión sexual de Crepúsculo, de la cual nos enteramos hace un par de días. 
La joya en cuestión se llama Beautiful Bastard (traducido en España como: un tipo odioso) y, sorprendentemente, no constituye el principio de una trilogía en sí, sino que al libro 1 le sigue el libro 1.5 y sucesivos. Como habréis deducido, este sistema de numeración  es una clara referencia a un trauma infantil ¿Quién no recuerda la típica frase de padres: “voy a contar hasta 3 ¿eh? Uno, uno y medio, uno y tres cuartos…”?

Teniendo en cuenta que nosotros con el primero de Grey hemos tenido bastante literatura erótica para todo un siglo; desde aquí, sólo nos corresponde daros nuestro más sentido pésame en caso de que os hayan regalado esta nueva novela por vuestro cumpleaños.

Dicho esto, sólo nos queda hablar largo y tendido de la continuación de la trepidante y nada predecible historia de amor- (con banda sonora de S&M de Rihanna) entre Grey – alias: Reed Richards; es decir, el Señor Elástico de Los Cuatro Fantásticos, por aquello de los dedos, ya sabéis – y Anastasia Swan Steele. En resumidas cuentas podríamos decir que este capítulo confirma aquello de que segundas partes nunca fueron buenas,  sobre todo si tenemos en cuenta que una de las primeras revelaciones de la nueva entrega es que el aire tonifica.

Para poneros en antecedentes, en el capítulo anterior, Anastasia se tuvo que hacer una coleta. Posteriormente, y en un completo segundo plano en lo que a la trama se refiere, nos encontramos con su entrevista a un súper-mega-ultra-famoso-empresario Christian Grey al que, casualmente, ni ella conocía. Para nuestra sorpresa, éste resultó ser un tipo aséptico, rodeado de cosas grandes, largos dedos y sin corazón; justo el prototipo de chico que toda mujer espera cambiar. Ni que decir tiene que, gracias a él, Anastasia tiene su despertar hormonal a los veintiún años.

Advertencia: Primera página del segundo capítulo y sigue sin haber sexo.

La parte positiva de este segundo capítulo es que no nos hace falta leer mucho para volver a darnos cuenta de que la mitad de él sobra desde el principio. Todo comienza sufriendo el viaje en coche de Anastasia hasta su casa. No obstante, no os confundáis, porque asistimos a unos párrafos llenos de interesantes reflexiones, destacando que Grey tiene todo el derecho del mundo a ser arrogante porque ha conseguido grandes cosas siendo joven. Ojo, basándose únicamente en esta enseñanza, Esopo haría unas tres fábulas con una acertada moraleja final: la modestia, la humildad y la educación son para los fracasados que no han llegado a montar un imperio de la nada antes de los treinta años (consejo patrocinado por E. L. James).
Asimismo, nuestra protagonista, en un derroche de personalidad, nos revela que conduce despacio porque Dedos Largos le ha advertido que debe conducir con cuidado. Esto no sería muy preocupante si no tuviéramos en cuenta que Ana ha olvidado tomarse la medicación, lo que provoca que escuche la voz de Grey advirtiéndole sobre los peligros de la carretera durante unos kilómetros. De todo ello se desprende, claramente, un consejo para la DGT: lo que verdaderamente disminuye el número de accidentes es llevar una foto de Grey en el salpicadero.

Sin embargo, no podemos dejarnos engañar por el inicio de este trocito de unas veinte páginas, ya que este nuevo capítulo nos desvela puntos verdaderamente importantes en la trama, sin los que nada tendría sentido.
En primer lugar, a lo largo de la lectura nos encontramos con la difícil doble vida de la señorita Steele. Por las mañanas, es una universitaria aplicada, pero por las tardes… trabaja en una ferretería, donde pone a prueba su sentido arácnido reponiendo estanterías, organizando el catálogo o realizando el inventario (todo ello nombrado por la propia autora, asegurándose, en un gesto cargado de amabilidad, de que no perdemos ripio de la rutina de un verdadero currante). 
Además descubrimos que todo son desgracias para esta chica: el hijo de los dueños, un tal Paul, como cabía esperar, está enamorado de ella; aunque haya sido rechazado por la susodicha unas sesenta y tres veces, no se vean más de tres ocasiones al año y ni siquiera tengan tema de conversación. Pero, eh, tienen algo muy importante en común: él también dice UAU.

Se nos seca la boca.

Pero ¿acaso creéis que es su único pretendiente? ¿O es que no recordáis que si algo animaba un poco La saga Crepúsculo, era el supuesto triángulo amoroso entre Bella, Edward y… ¡Jacob!? En esta obra no podía faltar, aunque es un tanto escurridizo y se camufla muy sutilmente bajo el nombre de José. Sólo si uno está verdaderamente atento es capaz de descubrirlo. Sí, ya, es física y psicológicamente clavado al hombre lobo de la saga vampírica, pero por lo demás, no tiene nada que ver con él. José es fotógrafo y Jacob no. 

Asimismo, conocemos al padre de Bella Ana, que no es su padre (sino el marido número x de su madre), pero la trata como una hija, recordándonos a uno de los personajes más famosos de La Biblia que también se hizo cargo de un vástago que no era suyo. ¡Premio! Nos referimos a José. No José-Jacob, el padre de Anastasia no hace fotos, sino que es un gran carpintero y mitad pastor alemán; ya que, según la propia protagonista, las conversaciones telefónicas con el padre se basan en un intercambio de gruñidos. Todo ello queda patente después, cuando ella misma se dedica exclusivamente a jadear cada dos por tres cuando ve a su amado Christian.
Por otro lado, y aún no sabemos si se encuentra en relación con su lado perruno, hallamos que Anastasia tiene muy en cuenta “un oscuro lugar al fondo de su cerebro” que, posteriormente, se sitúa por debajo del bulbo raquídeo, cerca de donde habita su subconsciente, quien, por supuesto, es una mujer a la que, de momento, hemos catalogado como la diosa que lleva dentro, pero versión de los chinos.

La acción se desarrolla verdaderamente cuando llegamos al inesperado reencuentro de Grey y Anastasia en la famosa ferretería en la que, casualmente, el mega-empresario que cuenta con cientos de becarios y demás personal, se ha personado para comprar un montón de cuerdas, bridas para cables y otros instrumentos que, apostamos fuertemente, servirán para hacer gozar a nuestra insulsa protagonista en próximas entregas (aunque es difícil imaginarlo en una historia tan impredecible como ésta). 
La escena se desarrolla más o menos como la entrevista, Ana anula su poca personalidad frente a él quien, por supuesto, lleva totalmente el peso de la conversación que desemboca ¡cómo no! en el gusto de nuestra protagonista por los clásicos y su pasión por los galanes de Jane Austen, quienes armarían su 15-M particular si descubrieran en algún momento que se les ha comparado con un psicópata primario como el señor Dedos Largos.
Obviamente, no podía faltar, además, la escena con banda sonora de El hombre y la Tierra (http://www.youtube.com/watch?v=MlXg0Zxx01I) en la que Paul y Grey se disputan silenciosamente el cervatillo Steele. Nosotros esperábamos que, en un  libro erótico de esta índole, el ganador se decidiría sacando los penes y un metro para comprobar quién contaba con la pértiga más larga. Sin embargo, todo se reduce a un duelo de miradas que, por supuesto, gana Christian Cullen.

Finalmente, no podemos despedirnos sin recalcar ciertos detalles trepidantes, asépticos y tonificantes que nos hacen aullar uau a la luz de la luna, como que Christian tiene unas cejas bastante bonitas y una voz que sólo puede describirse con la cita utilizada en la propia novela y que nadie puede atreverse a comentar sin sufrir un ictus:
“Su voz es cálida y ronca como un bombón de chocolate y caramelo… o algo así”
Uau.

Cela acaba de salir de su tumba blandiendo un hacha.



4 comentarios:

  1. ME MOFO ENTERICO xDDD Por Dios, no lo dejéis. Por Dios xD

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  2. ME MEO, LLORO, Y DE TODO, JUAS xDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDDD

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  3. +1 xDDDDDD Estoy deseando que publiquéis otro *_*

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  4. Dios!!!! jajajaj casi acabo en el suelo de tanto reirme!!

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